A vosotros y a mí se nos dice cada vez más que tenemos que escoger entre izquierda o derecha, pero me gustaría sugerir que no hay tal cosa como izquierda o derecha. Sólo hay arriba o abajo -arriba hacia un sueño viejo como el hombre; la libertad definitiva compatible con ley y orden- o abajo hacia el totalitarismo de hormiguero, e independientemente de su sinceridad, sus motivos humanitarios, los que cambiarían nuestra libertad por seguridad nos han embarcado en esta trayectoria hacia abajo.
Amamos la libertad porque nos hace sentir la poesía de la vida, y nunca somos más grandemente humanos como cuando estamos luchando por la libertad.