Acuérdate en adelante, cada vez que algo te contriste, de recurrir a esta máxima: que la adversidad no es una desgracia, antes bien, el sufrirla con grandeza de ánimo es una dicha.
El arte de vivir se asemeja más a la lucha que a la danza.
La adversidad no es una desgracia, antes bien, el sufrirla con grandeza de ánimo es una dicha.
Vive un buena vida. Si hay dioses y son justos, entonces a ellos no les importará que tan devoto has sido, pero te recibirán basado en las virtudes en las cuales has vivido. Si hay dioses, pero son injustos, entonces no deberías preocuparte por adorarlos. Si no hay dioses, entonces ya no estarás, pero habrás vivido una noble vida que vivirá en la memoria de tus seres queridos.