Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso.
Antes las distancias eran mayores porque el espacio se mide por el tiempo.
Creo que con el tiempo mereceremos no tener gobiernos.
Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es. Biografía de Tadeo Isidoro Cruz
La felicidad no necesita ser transmutada en belleza, pero la desventura sí.
Las dictaduras fomentan la opresión, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad; más abominable es el hecho de que fomentan la idiotez. Botones que balbucean imperativos, efigies de líderes, vivas y mueras prefijados, muros exornados de nombres, ceremonias unánimes, la mera disciplina usurpando el lugar de la lucidez... Combatir esas tristes monotonías es uno de los muchos deberes de un escritor.
Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca.