Aferrarse al odio es como tomar veneno y esperar que la otra persona muera.
Cuando un hombre se apiade de todas las criaturas vivientes, sólo entonces será noble.
Domina tus palabras, domina tus sentimientos, no hagas daño a nadie. Sigue fielmente estas indicaciones y avanzarás en el camino de los sabios.
El odio no disminuye con el odio. El odio disminuye con el amor.
La persona que ha despertado, resplandece con la luz del espíritu día y noche.
Ni tus peores enemigos pueden hacerte tanto daño como tus propios pensamientos.