Cada fracaso enseña al hombre algo que necesitaba aprender.
El recuerdo, como una vela, brilla más en Navidad.
Hay grandes hombres que hacen a todos los demás sentirse pequeños. Pero la verdadera grandeza consiste en hacer que todos se sientan grandes.
Hay siempre en el alma humana una pasión por ir a la caza de algo.
Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año.
No está en mi naturaleza ocultar nada. No puedo cerrar mis labios cuando he abierto mi corazón.
Yo nunca habría tenido éxito en la vida si no me hubiera dedicado a las cosas más pequeñas con la misma atención y cuidado, que le dediqué a las más grandes.
¡Feliz, feliz Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar!