Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.
Aquel que filosofa es como un espejo que refleja los objetos que no puede ver, como una caverna que devuelve el eco de las voces que no oye.
Aquel que te perdona un pecado que no has cometido, se perdona a sí mismo su propio crimen.
Debe haber algo extrañamente sagrado en la sal, está en nuestras lágrimas y en el mar.
La vida es una isla, las rocas son sus deseos,los árboles sus sueños y las flores su soledad.
Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.
Puedes olvidar aquél con el que has reído pero no aquél con el que has llorado.
Si revelas tus secretos al viento no le eches la culpa al viento por revelárselo a los árboles.