A los veinte años un hombre es un pavo real, a los treinta un león, a los cuarenta un camello, a los cincuenta una serpiente, a los sesenta un perro, a los setenta un mono, a los ochenta nada.
Amar es el más poderoso hechizo para ser amado.
Bien está dos veces encerrada la lengua y dos veces abiertos los oídos, porque el oír ha de ser el doble que el hablar.
Cada uno muestra lo que es con los amigos que tiene.
El que confió sus secretos a otro, hízose esclavo de él.
Es mejor consultar las cosas con la almohada a tiempo que perder el sueño por su causa después.
Es tan difícil decir la verdad como ocultarla.
Todo lo que realmente nos pertenece es el tiempo; incluso el que no tiene nada más, lo posee.
Todos los vicios dan treguas; el glotón se agita, el deshonesto se enfada; el bebedor duerme, el cruel se cansa; pero la vanidad del mundo nunca dice basta, siempre locura y más locura.