Adiós, hermanos, camaradas y amigos, despedidme del sol y de los trigos
Aunque el otoño de la historia cubra vuestras tumbas con el aparente polvo del olvido, jamás renunciaremos ni al más viejo de nuestros sueños.
Hoy el amor es muerte, y el hombre acecha al hombre.
Quien se para a llorar, quien se lamenta contra la piedra hostil del desaliento, quien se pone a otra cosa que no sea el combate, no será un vencedor, será un vencido lento.
Una gota de pura valentía vale más que un océano cobarde.