Con mis maestros he aprendido mucho; con mis colegas, más; con mis alumnos todavía más.
Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio.
El corazón en paz ve una fiesta en todas las aldeas.
El que antes de su muerte ha plantado un árbol, no ha vivido inútilmente.
Las cosas más importantes de la vida, no son cosas.
No hay árbol que el viento no haya sacudido.
Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora.
¿Qué ve el ciego, aunque se le ponga una lámpara en la mano?