Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje.
Después del silencio, lo que más se acerca a expresar lo inexpresable es la música.
El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás.
El fin no puede justificar los medios, por la simple y obvia razón de que los medios empleados determinan la naturaleza de los fines producidos.
El que guarda silencio no declara contra sí mismo.
El secreto de la genialidad es el de conservar el espíritu del niño hasta la vejez, lo cual quiere decir nunca perder el entusiasmo.
Es necesario liberarse de la fundamental incapacidad humana que constituye el egoísmo materialista.
La cara no es jamás opaca del todo; el alma se muestra a través de sus muros.
La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede.