A veces una broma, una anécdota, un momento insignificante, nos muestran mejor a un hombre ilustre, que las mayores proezas o las batallas más sangrientas.
Así hasta esto tuvo en su favor Argesilao: entrar a mandar sabiendo obedecer.
El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender.
Hay amores tan bellos que justifican todas las locuras que hacen cometer.
La verdadera amistad busca tres cosas: la virtud, por honesta; el diálogo,como deleite; y la utilidad, como necesidad.
Ni la destreza ni la rapidez otorgan a una obra influencia duradera ni perfección en su belleza.