Con las motivaciones adecuadas puedes hacer, incluso, lo que tu cabeza considera imposible.
Con sabiduría se edifica la casa, y con discernimiento resulta firmemente establecida. Y con conocimiento los cuartos interiores se llenan de todas las cosas preciosas y agradables de valor.
Con vino añejo y pan tierno se pasa el invierno.
Contra el vicio de pedir, la virtud de no dar.
Cualquier camino por el que encuentres lo bueno y la felicidad para todos, síguelo como la luna sigue la senda de las estrellas.
Cualquier cosa es posible si estamos suficientemente determinados, así que no hay que desanimarse.
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.
Cualquiera que sea el lugar donde vivas, éste es un templo si lo tratas como tal.
Cuando algo termina, termina. Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia. Creo que no es casual que estén leyendo esto, si este texto llegó a nuestras vidas hoy; es porque estamos preparados para entender que ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado. Cuatro Leyes de la Espiritualidad (cuarta)